Unas veces me siento como una jacaranda astillada
y en otras, como un colibrí enamorado.
Unas veces me siento intoxicada por la peste
y en otras como una hermosa criatura de llanto.
Uno a veces es la muerte misma desvaneciéndose
y otras veces la dulce niebla rozando la soledad de un abedul
pero hoy, me siento como un quetzal enjaulado
porque a nosotros, los animales libres
cuando nos encierran,
nos crecen las alas.